Duermo en cada instante de la noche
apagada
por sonrisas recónditas en ninguna parte.
Miro a lo lejos y el lirio blanco de mi niñez mantiene firme sus raíces al suelo,
llega el temperamento de la noche y lo agita, me agita, con ímpetu y crueldad.
Pierde sus pétalos.
Prefiere desflorarse a arrancarse de la tierra.
Yo no soy como el lirio:
duermo en cada instante que las manos de la muerte han palpado
y no despierto.
Qué hermoso!
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¡Muchas graciaas!
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Gracias a ti!
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¡Bellísimo! Gracias por compartir ❤
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¡Gracias a tí por leerlo!😉
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